Este es un término que se comenzó a utilizar en la década de los años setenta, y describía al familiar o amigo cercano a personas alcohólicas, que le facilitaba seguir con la adicción.
Después este término se fue extendiendo a otras situaciones, por ejemplo a familiares y amigos cercanos de droga dependientes, personas con enfermedades terminales, psiquiátricas, etc.
Actualmente se pueden encontrar muchas definiciones acerca de lo que es la codependencia y podemos decir que es la actitud obsesiva y compulsiva de controlar las personas y las relaciones por su propia inseguridad.
El punto es que todos sabemos que ayudar a quienes lo necesitan está bien y es correcto, pero el codependiente ayuda de manera destructiva a aquellos que son dependientes de sustancias, alcohol, pornografía etc.
Y esto de ayudar de manera destructiva se llama “facilitación” y se observa cuando no deja que la persona dependiente asuma las responsabilidades de sus propios actos, cuando no deja que reconozca su propia adicción, no hay límites claros o se niega el problema.
Y podemos preguntarnos por qué alguien ayuda a otra persona a destruirse, y el problema es que el codependiente necesita que lo necesiten, aprendió a conducirse de esa manera, también cuenta con una baja autoestima y su autoconcepto está dado por lo que piensan de ella, generando también que sea negligente en sus propias necesidades, siempre está pensando en “salvar“ o “ayudar” a otros y no es consciente de sus propios sentimientos y necesidades, el codependiente vive para la otra persona.
Para muchos autores la codependencia es una enfermedad, y como enfermedad tiene un inicio y un final, se puede “curar” la codependencia, pero la cura no depende si la persona adicta o que consume se cura también, sino que es un camino distinto por recorrer, se dice que es un trastorno de relación, que es también una enfermedad psicosocial y algunos dicen que es la manera de reacción normal ante familiares o amigos con adicciones.
Entonces ¿cómo podemos ayudar?, todo empieza por reconocer que hay un problema, algo no está bien, y cuando se reconoce que hay un problema se puede avanzar a restablecer la identidad del codependiente, es necesario que comience a trabajar en su baja autoestima, en su relación de apego, en como maneja los límites, que comience a “ser él mismo” que encuentre su propia vida y que empiece a buscar la felicidad no sólo en los demás.
También que comience a trabajar los problemas del pasado, pero que los resuelva y pueda mirar hacia el futuro, como dice Filipenses 3:13, olvidando lo que queda atrás, y me extiendo, me proyecto hacia el futuro, hacia delante.
Muchas de las conductas del codependiente tienen sus raíces en cómo aprendieron a gestionar las cosas que les pasaban, muchas veces de maneras disfuncionales, maneras que no son sanas, pero es necesario sanar las heridas para poder mirar hacia el futuro y seguir adelante.
Otro punto es poder desapegarse de esa relación tóxica, y esto no significa dejar de amar a la otra persona ni abandonarla, sino intentar establecer una relación saludable, dentro de los límites, donde cada participante pueda cumplir con sus propias responsabilidades porque cada persona es responsable de sus actos, en Gálatas 6:5 dice que cada uno lleve su propia responsabilidad y esto es que cada uno cumpla con lo que tiene que cumplir, ya sean tareas o roles.
Esto de poder cortar la relación tiene que ver con entender que no puedo encontrar la felicidad en las relaciones, no puedo encontrar mi identidad si sólo me ama una persona específicamente, debo buscar mi felicidad en quien no voy a encontrar ninguna traición y en quien puede amarme de manera suficiente y completa, y este es solamente Dios.
Si simplemente pudiéramos desear sólo a Dios, muchos de nuestros problemas hoy terminarían.
Si solamente pudiéramos dejar de mirar el pasado y mirar hacia delante, muchos sufrimientos desaparecían.
Y sin tan sólo aprendiéramos a ser responsables en los que nos toca, seguramente tendríamos mejores relaciones.
La codependencia es una enfermedad de relación porque empieza cuando hay otro cercano a mí que depende de una sustancia, u otra cosa para ser feliz.
El desafío no es cambiar a los demás, el desafío es cambiarme primero a mí para no enfermar, es aprender a no buscar la felicidad en los otros sino en quien realmente puede darme todo lo que necesito para ser feliz.
El desafío es buscarle y encontrarle cada día, cada momento solo a Él.
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