Desde hace varios años, comenzó un nuevo enfoque de la psicología, la “psicología positiva”, pero ¿en qué se diferencia de las otras psicologías?
Justamente es un cambio de enfoque, desde sus inicios el objeto de estudio de la psicología fue la enfermedad mental, y desde esta nueva mirada, lo que se intenta estudiar, entender y conocer es la salud mental de las personas, todos aquellos elementos que tenemos los seres humanos y que si los gestionamos de manera correcta contribuyen a nuestra salud y bienestar mental.
Por lo tanto podemos hablar del estudio de las fortalezas y capacidades que tiene el individuo, esta propuesta investiga y desarrolla aquellos aspectos que hacen que una vida sea digna de ser vivida y los aspectos de la condición humana que llevan a la felicidad, realización, sentido y determinación de la vida.
Entonces no se enfoca sólo en conocer las debilidades o trabajar los conflictos que trae el individuo sino en conocer también sus cualidades positivas, capacidades, recursos, fortalezas y así poder desarrollarlas.
También es llamativo que trabaja otros ámbitos por ejemplo la gratitud, el perdón, el mejorar relaciones y tener una amplitud espiritual.
Es tan asombroso que las nuevas teorías que aparecen, como ésta que surgió a finales de la década de los 90, incluyan temas que ya fueron tratados en la Palabra de Dios, esto demuestra una vez más la Sabiduría Eterna que tienen las palabras de Dios, todo lo que el hombre necesita aprender o escuchar ya está contenido en la Biblia y en las palabras de Salomón “ no hay nada nuevo bajo el sol”.
Por eso pienso que el conocer, cumplir y obedecer los preceptos que ya están revelados, nos harán personas más sanas en todos los ámbitos de nuestra vida, no necesitamos seguir o descubrir nuevos porque ya fueron escritos y ya fueron revelados en las Sagradas Escrituras.
Otro de los pilares donde se apoya la psicología positiva son los avances científicos, hay evidencias de que “tener pensamientos positivos” modifica las células, hay estudios que apoyan que el poder compartir las emociones y tener grupos de apoyo producen cambios a nivel celular.
Si bien para algunos esto no es una novedad, ya que conocemos las famosas enfermedades psicosomáticas, donde la mente impacta sobre el cuerpo, esta investigación da un giro, ya que el individuo puede generar cambios a conciencia y revertir esa situación.
Hay un versículo que nos habla acerca de la relación mente-cuerpo y es el Salmo 32:3 (NVI) que dice :
"Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día."
Ya David conocía de esto, cuánto más puedo arreglar mis conflictos emocionales, menos impacto va a sufrir mi cuerpo, pero mientras intente mantener todo en silencio, sin confesar, sin hablar, sin compartir, seguramente el cuerpo va a hablar, por eso hoy en día nos encontramos con tantas personas que padecen de enfermedades psicosomáticas donde el cuerpo “habla” lo que la boca “calla”.
Por lo tanto lo que me asombra de todas estas teorías es que siempre toman conceptos ya contenidos, y tratados en la Palabra de Dios, palabras que fueron dichas por Jesús, acerca del amor, acerca de la felicidad, acerca del sentido de nuestra vida, acerca del perdón, acerca de los pensamientos positivos, se replican como ideas “nuevas” en filosofías de hombres, pero Jesús siendo Dios mismo nos conocía y sabía lo que de verdad nuestro interior necesitaba para vivir vidas completas en Él, sabía todo lo que necesitábamos escuchar.
Si tan sólo nos animáramos a creerle al Dios de toda Consolación, a ese Dios Consejero por excelencia, seguramente los cristianos necesitaríamos menos de “terapeutas” para tratar temas de los cuales ya fueron escritos y tratados hace siglos en ese libro que nos cuesta tanto leer.
Por ello te animo a encontrar esas perlitas escondidas en las palabras de Jesús, que van a cambiar definitivamente tu andar cotidiano y tu vida en general para la eternidad y que logres hablar de aquello que todavía guardas en silencio.
Y así finalmente poder conquistar nuestra mente y recordar que debemos pensar en lo verdadero, lo justo, lo puro, lo digno de alabanza y que no nos baste con ser personas que piensan en positivo, sino ser personas que piensen de manera espiritual obedeciendo a lo que la Palabra de Dios dice.
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