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Foto del escritorRosana Delseggio

Consejeros molestos



Desde hace muchos años que Dios ha usado mi vida, mi carrera y mis dones para aconsejar a otras personas, y hasta tengo recuerdos de ser una niña y estar hablando a otros que necesitaban algo de ayuda.

Pasé una gran parte de mi vida “aconsejando” a otros, intentando ser de apoyo y bendición, por eso este Blog tocó una parte muy íntima de mi ser…

Y leyendo el libro de Job, me di cuenta del sufrimiento extra que sus amigos le habían sumado a su vida, y esto no es poca cosa, todos conocemos su gran historia. Job era alguien que realmente había perdido todo, y la palabra todo en este contexto toma otra dimensión, entonces ante semejante sufrimiento aparecen en escena los supuestos amigos que querían ayudar, pero como leemos a lo largo de los capítulos de este libro, él tuvo que lidiar con sus problemas y sumarle esta situación que lo desbordaba.

Y… ¿Cuál será esa situación? Ahí es cuando tuve temor de haber sido yo como todos ellos, “consoladores molestos”, que triste es que en momentos de mucho dolor y sufrimiento pensando que podemos ayudar a los demás, traigamos más dolor al corazón de otras personas, de nuestros amigos y que provoquemos una carga extra en quien está sufriendo, pienso que necesito y necesitamos aprender a aconsejar, que decir y que callar… y Job nos puede hablar sobre esto.



Lo primero que debemos de hacer es ponernos por unos segundos en los zapatos de la otra persona, intentar sentir lo que la otra persona está sufriendo (aunque jamás voy a sentir lo que otra persona está pasando), porque cada individuo procesa los mismos sucesos de distinta manera, por eso esta primera actitud, es fundamental, es muy fácil hablar cuando a mí no me ha pasado la situación o no me está pasando. Tenemos que aprender a considerar la actitud ante el sufrimiento que tiene la otra persona.



“También yo podría hablar como vosotros, Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; Yo podría hilvanar contra vosotros palabras, Y sobre vosotros mover mi cabeza.”


Así lo veía Job, los demás podían hablar con palabras hirientes cuando no entendían lo que pasaba, y ni siquiera intentaban entenderlo. Es fácil hablar de otros cuando yo no estoy pasando por la situación dolorosa, pero Job en su sabiduría nos muestra que siempre hablamos de cosas que no nos han tocado sufrir.


¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?

Job 38:2


También podemos dar consejos, sin ser sabios, y esto es sumamente grave. En la Palabra de Dios podemos leer acerca de la sabiduría de este mundo y la sabiduría que viene de Dios, podemos dar consejos a otros y hacerlo desde nuestra propia opinión, intención o experiencia de vida, pero el verdadero consejo es el consejo sabio, y la sabiduría viene de lo que Dios es y Dios dice:


Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia.

Job 12:13


Si queremos que nuestras palabras sean sabias, deben de nacer de Dios, de su Palabra, no de lo que pienso o considero, a veces pensamos que dar una palabra de ánimo, es algo que tiene que ver sólo con sentimientos y emociones y la Palabra de Dios nos da una guía de que cosas podemos decir a otros, para que la ayuda sea espiritual y no tan sólo emocional.


Otra manera de oscurecer el consejo es hacerlo sin entender, cuantas veces queremos decir algo bonito y ni siquiera sabemos por donde empezar, cuando haya cosas o temas, dolencias, enfermedades que no sabemos las causas, que no sabemos porque suceden entonces lo mejor que podemos hacer es no decir nada, Job siendo un hombre integro, recto delante de Dios, se dio cuenta que había algo muy grande en lo que le había pasado, el mismo pudo decir que hay cosas que no entendemos, somos humanos, y nuestros pensamientos no son como los pensamientos de Dios.

Pienso que es un acto de sabiduría poder callar, dejar de opinar, por aquello de lo cual no tenemos información, o no tenemos ni idea de porque está sucediendo, debemos dejar ser Dios a Dios mismo, nosotros no contamos con todas las piezas del rompecabezas, Dios si las tiene por ello nuestra visión siempre va a ser corta y limitada.


¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?

Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;

Cosas demasiado maravillosas para mí,

que yo no comprendía.

Job 42:3


Job en su reflexión humilde se da cuenta que él también habló de cosas que lo superaban, es increíble que, a partir del dolor de una persona, se pueda analizar miles de temas que son punto de investigación para la humanidad, e inclusive muchos de ellos hasta hoy no tienen respuesta.


Y en esa gran cantidad de temas, Job abrió su corazón y nos mostró la molestia que causa intentar aconsejar sin tener en cuenta las verdades bíblicas, debemos ponernos en el lugar de otras personas, debemos hablar con sabiduría y no hablar de aquello de lo que no entendemos y, al contrario, debemos de alentarnos unos a otros.


Pero yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.


En el caso de Job, sus amigos pensaban que el tenía algún pecado muy bien escondido por el cual le habían pasado todas estas cosas, y la verdad es que nosotros a la hora de aconsejar siempre sacamos conclusiones y decidimos que decir a las personas, pero inclusive si la persona está en pecado o ha cometido algo contra Dios, no es nuestro lugar el de juez, sino el de alentar, si es pecado, siempre el pecado va a salir a la luz, y si no lo es, Job nos pide que alentemos a las personas con nuestras palabras, más allá de la “causa” del sufrimiento, nuestra postura debe ser la de alentar, si es consecuencia de pecado o si es una prueba, de cualquier forma, debemos de alentar. Dios puede hacer el milagro esperado, y todo puede ser usado para el bien de la persona.


Y lo último y no por eso lo menos importante, apaciguar el dolor, para eso son nuestras palabras hacia el corazón abatido, debo abrazar con mis palabras y no destruir.


A todos, todo el tiempo nos duelen cosas, y no sólo hablo de dolores físicos, también hablo de dolores en el corazón, padecimientos, aflicciones, angustias, pesares, injusticias, que a veces nadie ve, porque están en nuestro interior, y las palabras que decimos a un alma angustiada, simplemente tienen que servir para bajar y calmar ese dolor. Pienso que Job tuvo una cuota extra de dolor gracias a “sus amigos”, a sus consejeros molestos, que aprendamos a ponernos en el lugar de otras personas y no tan sólo a juzgar, que demos palabras sabias y que no hablemos de lo que no entendemos, que podamos esperar hasta el final para poder entender cosas que hoy no entendemos y que Dios tampoco me las quiere revelar y por último que animemos, que edifiquemos con nuestras palabras y que bajemos el dolor, no que creemos una carga extra a los que ya están sufriendo.


Después de haber reflexionado sobre esos versículos, me da temor, ser una consejera molesta, quiero ser alguien que pueda alentar con sus palabras, porque hay un futuro glorioso más allá de lo terrible de la situación, y que pueda ayudar a apaciguar el dolor, sabiendo que hubo alguien que llevó sobre sí mismo todas nuestras enfermedades y todas nuestras dolencias, esas cosas que hoy me traen tanto sufrimiento fueron cargadas en Jesús mismo, hace muchos años, en la cruz.


Ciertamente llevó él nuestras enfermedades,

y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado,

por herido de Dios y abatido.

Isaías 53:4


Si hoy estás pasando por algo doloroso, recordá que Él ya las llevó y cargo en la cruz, Él ya sufrió y pasó por lo que vos estás viviendo hoy, no le tengas por azotado, ábrele tu corazón, deja que te conquiste y entrégale tus dolores.


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