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Foto del escritorRosana Delseggio

Cuando la vida no tiene sentido


“Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.” Jeremías 9:21

Este versículo da cuenta de una realidad que estamos viviendo a nivel mundial, los jóvenes entre 19 y 25 años aproximadamente deciden terminar con sus vidas y cada 40 segundos hay alguien que muere porque ha decidido suicidarse.

Muchas veces escuchamos a personas decir que ya no encuentran sentido en la vida, que quieren terminar con ella, o quizás no intentan suicidarse pero tienen conductas que se acercan al suicidio, como adicciones, autolesiones, depresión, etc.

La verdad es que hay una gran mayoría de personas que sólo quieren terminar con la situación dolorosa, terminar con tanto sufrimiento, y en realidad no quieren terminar con su vida, sino con eso que les trae un dolor profundo.

Tenemos que entender que ninguna de las personas de este mundo escapa a situaciones de crisis que presentan dolor en algún momento de sus vidas, nadie está exento de pérdidas, duelos, problemas económicos o conflictos familiares.

Entonces si todos vamos a pasar o pasamos por situaciones conflictivas, ¿por qué algunos deciden tener pensamientos suicidas, o consideran la opción de suicidarse y otros pueden superar los conflictos de una manera mas sana y funcional?

Hay muchos factores que predisponen a una persona para que piense en suicidarse, enfermedades degenerativas, depresión, discapacidades físicas, trastornos mentales, pérdidas familiares, etc. Pero lo que voy a tratar son algunos puntos para poder ayudar a las personas a salir de esta situación.

Primero debemos intentar ver el motivo de por qué la persona llega a la conclusión de que el suicidio es la única salida a su problema, que pueda contar su historia y de esta manera darle quizás el primer lugar de escucha que seguramente no ha tenido hasta el momento.

En segundo lugar, podemos ayudar dando herramientas para la solución de problemas que trae la persona, muchas veces se necesita de un oído y una visión distinta para cambiar de opinión y así ver otras maneras de resolver problemas.

En tercer lugar, tenemos que darle o recordarle el sentido de la esperanza; como cristianos sabemos que las cosas que nos pasan, buenas e incluso malas pueden servirnos y ayudarnos para bien, y que tenemos un Dios de esperanza que nos prometió un cielo sin dolor, pero no una vida en la tierra sin dolor.

“Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza”

Salmos 62:5


Este versículo es donde el salmista se recuerda a sí mismo que en Dios hay esperanza, y esta práctica debe de hacerse cada vez que la persona se encuentre mal, debe recordarse una y otra vez que nuestra alma solo puede tener descanso o reposo en Dios.

“Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho”. Isaías 25:8

Aquí tenemos un hermoso versículo de “esperanza” un día no va a existir mas la muerte y tampoco el dolor, ni las lágrimas, esto debería de alentar y alentarnos a tener una esperanza de que todo lo malo que estamos viviendo terminará.

Podemos también ayudarle a controlar los impulsos, y a regular las emociones. Que pueda encontrar un equilibrio entre lo que siente y hace, que no siempre debe responder de la misma manera ante las situaciones de stress o conflictivas.

“Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.”

Jonás 4:3

Jonás paso por una situación de mucha tensión y si bien el no optó por el suicidio, si tuvo pensamientos suicidas y le pidió a Dios que terminara con su vida. Menos mal que Dios no piensa como nosotros ni concede nuestros caprichos emocionales, sino que cambió la situación de lo que Jonás esperaba encontrar.

El contar con ayuda de la familia, de los amigos, e inclusive si se es parte de una iglesia, va a contribuir a que la persona sienta cariño y cuidados que seguramente no ha sentido o tenido anteriormente.

Un punto importante para los momentos de crisis, es contar con razones escritas por la misma persona, por las cuales vivir, pueden ser fotos, elementos, recuerdos, versículos significativos ubicados en lugares estratégicos para que la persona los pueda leer y así poder bajar su ansiedad o depresión y de esta manera lograr disminuir sus pensamientos suicidas.

En estas razones la persona tiene que escribir los motivos que tiene para vivir, que hay en su vida, en su mundo, que lo impulse a vivir y también razones que den cuenta de porque no debe morir, si pudiera anotar versículos de ánimo y fortaleza, eso ayudará a fortalecer su espíritu y a controlar sus pensamientos y emociones.

Muchas personas se enferman o sufren mucho, no tanto por la situación en sí de dolor que están viviendo, sino por la interpretación que hacen de esa situación, aquellas personas que viven mirando su pasado con dolor pueden caer en una depresión si miran su futuro con angustia o miedo, pueden sufrir ansiedad, por ello lo importante es como interpretan lo que les pasa y por ello hay personas que ante duelos o pérdidas pueden salir adelante y otras se enferman o no aceptan lo que les pasa.

“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Isaías 43:19

Anteriormente hablamos de que tenemos un Dios de esperanza, y Él nos promete que va a hacer las cosas nuevas, Dios no emparcha las situaciones, Él puede hacerlas nuevas, Él es Creador de todo el universo, y puede hacer nueva la situación grave por la que estamos pasando, Él puede hacer un milagro si así lo desea, puede abrir un camino donde menos lo esperamos y puede darnos un río en medio de la soledad, y esa es nuestra esperanza, que Él puede hacerlo, sólo está deseoso de escuchar nuestras súplicas y pedidos.

Dios nos ha creado para tener una relación con nosotros, Jesús mismo nos llamó sus “amigos”, Dios no espera una religión, sólo espera que podamos ser sus amigos.

Este gran amigo que tenemos es el primero que va a sostenernos cuando pasemos por el valle de sombra o de muerte; que, aunque tengamos miedo, Él vendrá a socorrernos.

El creador del mundo vendrá a nuestro encuentro, inclinará su oído para escucharnos y extenderá su mano para sostenernos.

“¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra”.

Salmos 121:1-2


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