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Foto del escritorRosana Delseggio

La autoestima, las redes sociales y sus mentiras


Primeramente, para poder unir estos conceptos vamos a ver qué es la autoestima. La autoestima es la percepción o auto-evaluación que hago de mi propia persona. Este concepto de la psicología ha ido variando a lo largo de los años y de los autores, por ello nos podemos encontrar con muchas definiciones y distintas maneras de abordarlo.

Igualmente voy a comentar algunas de las dimensiones que componen la autoestima, una de ellas es el auto-concepto, estas son todas las creencias que tenemos acerca de nosotros, sobre nuestra esencia, lo que somos, nuestras características y capacidades, entre otras cosas, y es lo que pensamos y creemos, no es necesariamente lo que somos, por ello esta dimensión es muy subjetiva.

Otro componente de la autoestima es el auto-conocimiento, este es el fundamento para generar una evaluación y valoración objetiva de nosotros, para que sepamos quiénes somos y de qué somos capaces, este apuntala la autoconfianza, ya que conocer nuestras debilidades y fortalezas nos va ayudar a saber que tareas podemos realizar con más efectividad que otras, no nos olvidemos que estos son conceptos sacados de la psicología.

La autoimagen también forma parte de la autoestima y es cómo nos vemos a nosotros en cuanto al aspecto físico, todo eso que se genera cuando nos miramos al espejo o dejamos de hacerlo. La actitud también es importante en esta dimensión, porque quizás no cumplamos con los niveles de belleza que la sociedad exige, pero estamos conformes y satisfechos con nuestra imagen.

Este concepto de la autoimagen se enlaza con la auto-aceptación, podemos no estar de acuerdo con la imagen que tenemos, pero podemos aceptarla y plantearnos maneras de sacarle el mejor provecho a lo que ya tenemos, otras personas quizás tengan muchos logros o virtudes, pero igualmente no se aceptan y viven una vida insatisfecha.

Entonces estas son algunas de las dimensiones de la autoestima, aunque hay muchas más. También se han hablado de los niveles de la autoestima, algunos tienen una autoestima que puede ser baja, normal o alta.

Estos conceptos son muy criticados, o tomados de diversas maneras, pero alguien que tiene una autoestima baja se caracteriza por tener una autocrítica muy rigurosa de sí misma, es muy sensible a la crítica de los demás que la hace sentirse atacada fácilmente, tiene una constante insatisfacción consigo misma, es una persona muy indecisa por temor a equivocarse, no por falta de información. Es muy perfeccionista y se condena por cosas que ha hecho de manera excesiva, finalmente está muy irritable todo el tiempo, y esto se debe a que a la persona que es muy crítica nada le satisface, todo le disgusta, todo le decepciona, porque tiene un nivel muy alto de auto-exigencia.

Lo bueno de todo esto es que la autoestima toma sus raíces de formación en la infancia, con la crianza de nuestros padres, con nuestras primeras relaciones, pero luego se va formando con las personas que nos rodean y puede seguir cambiando, creciendo y madurando.

Por ello lo esperable de una autoestima sana es que como vimos en las dimensiones anteriores, pueda conocerse en sus debilidades y fortalezas, pueda aceptarse tal cual es, e inclusive pueda tener una autoimagen correcta de sí misma.

El tener una valoración correcta de nosotros mismos nos va ayudar a poder relacionarnos con las demás personas, si yo pienso que valgo menos que otra persona no voy a poder crear lazos reales o sanos, si pienso que valgo más que otra persona va a pasar los mismo, no voy a poder crear lazos auténticos y sanos.

Por ello si tomamos el concepto de las redes sociales podemos decir que, son un canal o medio de comunicación a través de Internet que permite interactuar con otras personas independientemente del lugar en el que se encuentren físicamente, y establecer una relación con ellas, estas relaciones pueden haber comenzado en el cara a cara o haber comenzado en la virtualidad.

El punto es que depende de cómo está mi interior, si estoy satisfecha con mi persona, de cómo este mi autoestima, baja o sana, nos va a ayudar a tener relaciones saludables con otras personas o enfermizas, al igual que en la realidad cotidiana.

Pienso que todo lo que manifestamos o ponemos en el exterior da cuenta de un interior, la manera de cómo nos vestimos, de cómo hablamos y de cómo nos movemos, da cuenta de lo que hay adentro.

Entonces en una red social justamente confluyen múltiples seres sociales, de todos los tipos y allí podemos encontrar de todo, en las redes sociales nos encontramos con mentiras, imágenes falsas que no corresponden a personas reales, es decir identidades irreales, mucha belleza imposible de alcanzar con dietas, con maquillaje, de la manera convencional, porque en realidad ni siquiera la publicación corresponde con la foto que fue tomada. Hay todo un sistema estructurado para mostrar algo que no es, donde muchos son engañados y caen en la trampa.

Entonces si me dejo llevar por lo que hay en ese mundo virtual puedo poco a poco creer en ciertas mentiras.

Puedo “creer que todo lo que hay en las redes es real”, que la foto de la modelo es así, que ella se levanta así en las mañanas, que ella tiene todo eso, pero por sobre todo que siempre está así, “perfecta”.

Entonces esto me lleva a compararme, y a ver que yo no tengo su belleza, yo no tengo su sonrisa, yo no tengo su dinero, su fama ¡Yo no tengo nada de eso y necesito conseguirlo! Pienso que no soy suficiente y que si no tengo todo eso, nadie me va a amar o se va a querer relacionar conmigo, empiezo a sufrir y a buscar cosas que finalmente seguro no voy a llegar a obtener.

Entonces generamos otra mentira “Necesitamos tener lo que vemos”.

Por lo tanto terminamos pensando que todo lo que vivimos en la virtualidad es verdadero, y esto no es así, todos buscamos como necesidades primarias el ser amados y valorados, pero buscamos en el lugar incorrecto, en la irrealidad. Necesitamos de las amistades y pensamos que los 2000 amigos en Facebook son amigos, o la cantidad de “me gusta” marca el termómetro de cuánto nos aman. Esto nos habla de otra mentira “los me gusta y mis contactos me definen”.

Opino que estamos buscando el amor, la aceptación y la satisfacción en los lugares incorrectos, pensaba en el versículo de Filipenses 4:11-12, donde se nos anima a tener contentamiento en todas las cosas, a no comparar nuestras circunstancias, posesiones y personalidades con las de alguien más, con las que consumimos en las redes…


“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”


La palabra clave de esto es aprender. Cuanto tenemos que aprender a estar contentos con lo que tenemos hoy y ahora, si estuviéramos contentos y satisfechos con lo que tenemos, no desearíamos tener otra cosa; siempre estamos pensando que nos falta algo y no tenemos una actitud de gratitud con lo que tenemos hoy.

Esto pasa porque gastamos mucho tiempo pensando en nosotros mismos, en nuestra persona, en nuestra imagen, en nuestras cosas, y nos cuesta tanto mirar para afuera, al que está pasando por necesidad o al que está en problemas realmente.


Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

Romanos 12:3

Por ello tenemos que pensar de nosotros con cordura, equilibrio, en la medida justa, de la manera correcta, funcional, adaptada y no sólo en calidad, sino en cantidad de tiempo,

¿cuánto tiempo le dedico a mis pensamientos para pensar en mí?

Este tiempo que gastamos pensando en nosotros se traduce en las fotos que se suben a las redes y en los comentarios y conversaciones que tenemos con otros.

Estos pensamientos equilibrados que debo tener de mí, todo lo que tengo que conocer y aceptar que tengo como debilidades o virtudes son dones dados por Dios, no podemos negar que Dios nos hado todas las cosas a cada uno de nosotros.

Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,

2 Timoteo 3:2

Yo no creo que Dios no quiera que no amemos ni cuidemos nuestro cuerpo, que es el templo del Espíritu Santo, pero considero que a veces excedemos en los tiempos que le dedicamos a nuestra propia persona, como vimos anteriormente, y olvidamos el servicio a los demás.

Esta es una característica de los últimos tiempos y pienso que los cristianos no estamos exentos de esta descripción: “amadores de sí mismos”


¿Cómo podemos lograr un cambio en esta manera de vivir? Tenemos que cambiar nuestra mirada de una manera práctica, debemos analizar qué ven nuestros ojos en las redes, que leen, que están disfrutando, y de una manera espiritual mirar hacia Dios, hacer una inversión de miradas.



Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Juan 2:16

Debemos entender que las redes sociales y la tecnología nos han abierto puertas hacia la expansión del evangelio, el discipulado, el crecimiento de la iglesia, pero por otro lado también es un arma que puede ser utilizada para el pecado, por ello el desafío es a ser buenos administradores de las herramientas que tenemos y así como nuestra vida debe ser santa, aquellos instrumentos que usamos para El, también lo deben ser, eliminando las mentiras que el sistema mundano nos impone, buscando las verdades y satisfacciones donde sabemos que las vamos a encontrar.

Finalmente debemos recordar las palabras de Jesús:

“Porque de dentro del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos…”

Marcos 7:21

Todo lo que hagamos va a salir de nuestro corazón, desde allí podemos contribuir a una buena y sana autoestima, esto va a reflejarse en todas las actividades que realicemos, desde subir una foto a Instagram, o en nuestro empleo y en todas las cosas que hagamos, ese también es el pedido de nuestro Señor:

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”

Colosenses 3:23

Pensar antes de publicar:

¿Esta publicación, foto, video, historia, o lo que estoy consumiendo glorifica a Dios?

¿Lo que estoy consumiendo que parte de mi autoestima alimenta?

¿Cuál es la intención de mi corazón al publicar esto?

Glorifica a Dios… ¿o a mí persona?

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